DEPENDEMOS DE LA NATURALEZA
Y LOS CAMBIOS QUE CAUSAMOS
NOS AFECTAN DIRECTAMENTE
La leyenda del Árbol de la Vida
En una de sus andanzas por el mundo, el joven dios Wotan se encontró con el Árbol de la Vida. El árbol era el equilibrio del mundo y albergaba en medio de sus raíces la Fuente del Saber. Impresionado con el árbol y sus poderes, Wotan le pidió a su guardián, Mimir, permiso para beber del agua de la fuente, pagando como precio uno de sus propios ojos.
La leyenda del Árbol de la Vida
En una de sus andanzas por el mundo, el joven dios Wotan se encontró con el Árbol de la Vida. El árbol era el equilibrio del mundo y albergaba en medio de sus raíces la Fuente del Saber. Impresionado con el árbol y sus poderes, Wotan le pidió a su guardián, Mimir, permiso para beber del agua de la fuente, pagando como precio uno de sus propios ojos.
No satisfecho en beber de la fuente, el joven dios cortó un pedazo del tronco del árbol para crear una lanza, la cual usó para tallar las reglas del mundo, a fin de dominarlo. Pero, herida, el árbol dio origen a un fuego que se extendió y consumió toda la vida en la tierra. Ya sin vida, el mundo fue entonces inundado por agua, extinguiendo hombres, gigantes, enanos e incluso dioses. Cuando las aguas descendieron la naturaleza por fin resurgió, pero esta vez, sin la presencia de los seres humanos.
El Parque das Aves utiliza su recinto mixto de corocoro rojos, flamencos y otras aves para ilustrar esa historia de la mitología nórdica. A pesar de antigua, la leyenda del Árbol de la Vida nos llama la atención hasta hoy para la amenaza que la humanidad impone a nuestro planeta, y recuerda: la naturaleza no nos necesita, nosotros la necesitamos.